La valentía nos permite sentir emoción por vivir

La valentía nos permite sentir emoción por vivir

Cuando somos valientes empezamos a disfrutar de nuestras emociones y sentimos un gran amor por nuestra vida y todo lo que podemos experimentar y lograr. La valentía nos brinda alegría, alegría pura de vivir. En el momento en el que sentimos esta alegría, nuestro corazón se inunda de amor y a través de ese amor sentimos pasión, ilusión, diversión y esperanza. Sin valentía no hay alegría y por ende no podemos experimentar lo bello, magnifico e increíble que es sentirnos vivos de verdad. Dejamos de ver que podemos crear cualquier cosa que queramos crear, todo lo que tenemos disponible y a nuestro alcance para lograr nuestros sueños y de vivir en completa armonía con nuestra divinidad.

Lo podemos entender más de esta manera, sin acción no hay reacción, sin efecto no hay causa; si no hacemos lo que imaginamos o no damos el siguiente paso hacia cualquier posibilidad que exista, no podremos crearla, sentirla, experimentarla. Lo que nos impulsa a hacer y/o dar ese paso es la valentía.

Si somos valientes también podremos salir de nuestro paradigma y aquel de nuestros ancestros, sabiendo que somos mucho más, somos seres ilimitados, divinamente guiados y gracias a nuestro libre albedrío y derecho divino de crear, podemos vivir la vida que queramos vivir a través del amor.

Ser valiente es reconocer lo bello de sentir pasión, emoción y esperanza en todos los aspectos y áreas de nuestra vida sin caer en la arrogancia y la audacia. El arrogante deja de valorar y honrar lo que tiene. El audaz actúa sin pensar en las consecuencias o sólo para demostrar que puede, se enfrenta a sus miedos sin realmente entenderlos. Los miedos que nos impiden tomar acción tienen un fundamento y aprendizaje que es importante reconocer para saber cuál es la mejor forma de actuar sin caer en la osadía. El valiente posee una certeza que va más allá de simplemente actuar por actuar, el valiente actúa con amor, alegría y generosidad.

 

Una acción valiente puede parecer osada o arrogante cuando es instintiva e inmediata. Pero aquel que es valiente y ha practicado la valentía podrá evaluar los riesgos rápidamente y con confianza y fe saber cómo esperar el mejor resultado. Estas acciones de valentía que pueden salvar vidas son generalmente inspiraciones divinas, que sólo podremos escuchar y seguir si conocemos esta virtud y estamos abiertos a la comunicación divina.

 

La pasión que siente el valiente es un amor intenso, templado y constante; un fuego que alimenta su ser y su energía; no consume ni quema. Cuando la pasión consume ya no es pasión sino adicción, se vuelve una búsqueda de un sentimiento de alegría o satisfacción a través de estímulos externos. La verdadera pasión no es buscar ese sentimiento en el exterior sino reconocerlo en nuestro interior al reconocer que tenemos ese amor dentro de nosotros. Para distinguir si es pasión o no, recuerda que la adicción es egoísta.

 

La esperanza que sentimos al ser valientes, es una esperanza certera que nos permite hacer el esfuerzo correspondiente con la energía adecuada, no es expectativa ni tampoco una prueba que ponemos a los demás, a nosotros o el universo para que se nos de algo.

Además si siempre somos valientes, siempre somos jóvenes con pasión, energía y amor.

¡Ser valiente es ir por tus sueños! De niños teníamos grandes sueños y estos podían cambiar día a día, vivíamos en el momento. Puede ser que en camino a tu sueño cambies de idea, de enfoque o de meta, lo importante es seguir creando lo que sea que te apetezca crear y disfrutar que estás creando algo, no dejar de lograr o de hacer por sentir que no es la meta final o que no es lo que suponía ibas a hacer. 

 

Nuestros sueños pueden cambiar porque fueron heredados, instalados por otros o porque no los conocíamos o no nos conocíamos. También puede ser que ya hayamos experimentado o logrado lo que realmente nos gustaba y es momento de crear algo más. Además lo importante es no limitarme, debo encontrarme. No porque un sueño todavía no se da, debes de dejar de hacer otras cosas que te hacen feliz. Todo suma.

Pon en práctica tus sentimientos positivos

 

La semana pasada trabajamos en percibir nuestros sentimientos y empezar a tener más pensamientos positivos que negativos. Ahora los vamos a poner en práctica. La mejor manera de ser valiente, es actuar.

 

Ponte una meta para hoy y cada día haz lo mismo, una meta diario esta semana. Tiene que ser algo que te apasione o te guste y de preferencia que sea fácil de hacer. ¡No limites tus sueños!

 

Recupera esa ilusión de niño, lo fácil que era hacer planes y los ponerlos en acción. 

 

Recuerda esa energía y esa alegría de decidir hacer algo en tu día porque se te antojaba y era divertido, atrévete a hacer algo divertido que te permita ser quien deseas ser. 

 

Pregúntate: ¿Qué realmente me apasiona? ¿Qué quiero hacer en mi vida? ¿Quién quiero ser? ¿Qué me hace feliz? 

 

Una vez que respondas a estas preguntas podrás encontrar pequeñas acciones y ¡atrévete a hacerlas hoy mismo! 

 

Ser valiente es dar ese primer paso, que en muchas ocasiones, puede significar que no hay vuelta atrás. No veas a tu pasado, no veas en donde te encuentras, permítete ver hacia donde quieres llegar, ve hacia tu futuro… toma acción.

  • Si mi meta es correr 10 kilómetros puede ser que el primer paso sea comprar unos tenis para correr, que sea salir a caminar 20 minutos, salir a trotar 20 minutos, conseguir un entrenador o descargar un app que te ayude a entrenarte. No importa en dónde te encuentres y cuál sea el primer paso, ¡lo importante es darlo!
  • No busques pretextos o razones por las cuales no puedes hacer lo que te hace feliz. Simplemente encuentra el tiempo y una pequeña acción para lograrlo.
  • Tu primera acción puede ser tan sencilla como ver un video gracioso de 1 minuto. A veces necesitas ayuda externa y pasos realmente pequeños que te saquen de un mal humor o que te ayuden a cambiar tu perspectiva de pesimismo en donde te encuentras. Está bien. La risa, la alegría, la ligereza, la libertad son ideas generales de metas que puedes ponerte. Lo que cada uno de estos sentimientos signifique para ti es lo que te llevará a crear las pequeñas acciones para lograrlo.
  • Lo más importante es empezar a disfrutar y vivir con alegría cada día. Cosas simples pero que te llenan son la mejor manera de mantener una actitud positiva y alegre que te permitan sentir que cada día valió la pena vivirlo.

Recuerda que...

 

Tu eres quien decide lo que quieres mejorar o cambiar en tu vida. No importa lo que los demás opinen ya que esto viene desde su enfoque, sus creencias y sus propias limitaciones. Puedes escuchar con respeto a los demás, pero solo tu eliges lo que quieres en tu vida. 

 

Se siente bien contar con el apoyo, la motivación o inspiración de nuestros amigos, familiares o seres amados; sin embargo, a veces lo que deseo puede estar muy fuera del rango emocional, espiritual o económico del que me encuentro y por ende de las personas que me rodean. Si tu sientes que los demás van a criticar, juzgar o incluso animarte a no intentarlo, no tienes que compartir tus sueños y tus metas. Sé tu propio animador, encuentra tu propia valentía, ya que esta es una virtud que viene de adentro y no de tu entorno. Conforme vas logrando tu pasión podrás compartirla e incluso inspirar a tu gente para que logren a su vez sus sueños, que de momento pueden ser inimaginables o inalcanzables. 

 

Te pedimos que empieces poco a poco, con pequeños pasos y acciones, pero no que te limites. No tienes  que empezar con un sueño pequeño, incluso intranscendental para ti, ¡no! Vé por tu sueño más inalcanzable si lo deseas, pero lo importante es que sea algo que te llene de felicidad y satisfacción a ti y a nadie más, que sea tuyo y que sea lo que más deseas. Si no lo disfrutas, es probable que tengas que modificar algo. Si lo disfrutas y lo empiezas a hacer, podrás tener más y mas sueños y vivir tu vida como si todo fuera un milagro. 

 

Lo que te gusta y apasiona de verdad lo vas a sentir dentro de ti como algo natural, sagrado y único; es especial para ti. Sin importar lo que sea, hazlo sin preocuparte por lo que los demás pudieran decir o pensar. A veces lo más preciado es lo más simple y sencillo, lo más bello que puedas hacer con tu vida es vivirla con alegría y esto se logra al ser valiente y hacerlo porque te nace y no porque lo tienes que hacer. Podrás descubrir que eres más valiente de lo que pensabas….

Escribir comentario

Comentarios: 0