Alentar, animar, motivar son excelentes formas de convivir en amor y armonía
En toda sociedad tenemos ejemplos de personas que han logrado el éxito y algunos lo han hecho a base de aliento, de motivación, de elogios, de inspiración y de ánimo proveniente de sus seres queridos o maestros-mentores. Otras personas han logrado el éxito a través de la hostilidad, luchando en contra de las expectativas de los demás, pasando obstáculos, que han puesto otros o ellos mismos, para salir victoriosos y con más poder y valor personal. ¿Cómo te gustaría a ti alcanzar tu propio éxito?
Puedes observar como las personas que son criadas o se encuentran en ambientes de aliento tienden a desarrollar una buena auto estima que les permite establecer relaciones interpersonales saludables, les es más fácil ser parte de un equipo y convivir en armonía. Además pueden vivir sin apego, sin miedo, sin frustración; cargan menos resentimientos, rechazos y/o arrepentimientos. Son personas sanas en todos los aspectos y sin importar lo que sucede siempre logran vivir felices, contentos y con tranquilidad; saben salir adelante encontrando diversas oportunidades y caminos. Desarrollan empatía y generosidad, por lo que siempre aportan a la sociedad y al mundo para hacerlo mejor.
Las personas en ambientes que sólo se enfocan en resultados y en criticar las faltas de los involucrados, tienden a genera estrés, angustia, apatía. Por lo general, les falta bienestar y no se aman ni aceptan por completo; hay mucha exigencia y competencia. Sus relaciones interpersonales suelen caer en patrones destructivos o perjudiciales; no hay una verdadera conexión de amor. Se genera cierta energía de venganza, de celos y arrepentimiento en muchas de sus acciones y decisiones. Además, incluso cuando alcanzan el éxito, no siempre lo alcanza en todas las áreas de sus vidas y siempre están insatisfechos. Les cuesta trabajo disfrutar, tener alegría y crear una mejor comunidad; el resto de las personas y seres no son lo suficientemente importantes para ellos.
Empecemos a decidir qué clase de ambiente es más valioso y cuál deseamos tener en nuestras vidas para alcanzar el éxito y lograr nuestras metas. Podemos elegir ser los porristas, que alientan, que animan, que ven el lado positivo y ofrecen motivación incluso ante una falla o catástrofe. Por el contrario, hay quienes eligen seguir siempre encontrando lo que se debe de mejorar, dar críticas constructiva sin dudarlo ni pensarlo, buscar sobretodo la perfección y continuar comparando los logros de unos con otros e incluso con los propios.
Es probable que tengas estas dos actitudes en diferentes circunstancias o hacia diferentes personas. Cuando eliges actitudes contrarias a alentar o a motivar tanto a los demás como a ti mismo, es muy probable que al exigir tanto a los demás tiendes a exigirte aún más a ti. Eso lleva a criticarte, juzgarte, dudar y preocuparte por todas tus decisiones y acciones, lo que genera estrés y es muy desgastante. Siempre sentirás que podrías hacer mas, que algo falta para la perfección, que no eres suficiente, que no das la talla y que nadie ni nada se compara con el esfuerzo y la dificultad propia y por ende, lo que hacen los demás se queda corto. En estos casos, puedes empezar a elegir aprender a motivarte y motivar a los demás.
Observa cómo te sientes cuando otros te critican o te alientan
Esta semana pon atención a las críticas o alientos de los que te rodean. Evita tomártelo personal cuando otros se expresan contigo. Esta semana queremos que tu atención esté en observar, percibir y analizar cómo te sientes en cada caso y de qué forma obtienes mejores resultados.
Puede ser que has aprendido a triunfar desde motivaciones negativas y es momento de cambiarlo. Al observar cómo se expresan los demás contigo, también pon atención de como te expresas tu hacia los demás. ¿Actúas igual que como te tratan a ti o tratas a los demás diferente? ¿Perpetúas la crítica o el aliento? ¿Esperas que los demás triunfen desde una u otra energía?
Piensa, ¿qué puede pasar si empiezas a ser tu porrista personal?
El reto de esta semana es todos los días encontrar diferentes palabras de aliento hacia diferentes actividades que realices en tu vida cotidiana. Antes de empezar algo, date unas palabras alentadoras, un pequeño discurso motivacional y al terminar date unas palabras de satisfacción, de triunfo y felicítate por tu logro, por más pequeño que sea. Observa cómo te sientes, incluso en esas tareas que te cuestan más trabajo o en las tareas que no has podido terminar o que podrías mejorar. Sé consciente de cómo el aliento cambia estas experiencias para ti.
- A veces permites que otros te traten peor de como tú tratas a los demás. Si cambias tu enfoque, podrás recibir lo que das. Mereces ser tratado con respeto y aliento y no con críticas.
- Si en tu entorno más íntimo, en la conversación y el trato hay una gran carencia de aliento, ánimo, apoyo, respeto; sé el primero en hacer el cambio e incluye estas energías en tus conversaciones para que todos puedan hacer los cambios en conjunto.
- Aunque tener un ojo crítico es algo bueno, sobretodo en ciertos ambientes profesionales, evita que sea todo lo que percibas. Por cada critica (aún si es constructiva) encuentra dos cosas que alabar o que son positivas. Esto te permitirá ver que hay lugar para mejorar, pero que todo esta bien y que reconoces el esfuerzo y el triunfo de todo lo que sucede. Verás como tu forma de actuar también mejorará pero ahora con una buena motivación.
- Cuando las criticas u observaciones (y opiniones) son hacia los demás, haz una pausa y piensa si tu comentario va a hacer sentir mejor a la persona o no. Si la respuesta es no, encuentra otra forma de expresarlo o no lo comuniques. Tu opinión es importante y valiosa, pero compartirla con otros puede tener resultados negativos; sopesa en cada situación qué vale más, expresar tu opinión o alentar.
Algunos ejemplos de los cambios que podemos percibir...
Un ambiente alentador por lo general permite sentirte libre, expresarte desde tu verdadera esencia, generar respeto y ambientes seguros y saludables. El alentar, animar, motivar, elogiar, felicitar y ver lo bueno en los demás hace que se sientan reconocidos, importantes, valiosos y que sus esfuerzos han valido la pena.
¿Cómo crees que cambiaria tu vida si en todas las áreas vivieras con aliento?
¿Cómo ver lo mejor de las personas si sólo criticas? ¿Qué pasaría si encuentras a Dios en cada persona con que interactúas? Eso es posible que si empiezo a ver lo bueno, lo divino y alentar a los demás, ellos también muestren cada vez más y más su divinidad.
Puede ser que tus relaciones interpersonales mejoren y se fortalezcan; que recuperes tu salud; que empieces a disfrutar el aquí y el ahora. Date la oportunidad tanto a ti como a los demás de vivir en ese ambiente al elegir ser tu porrista personal y el de los demás.
Escribir comentario