El perdón es la protección más elevada

El perdón es la protección más elevada

El perdón es la energía que doy y recibo cuando tengo compasión y amor hacia mí, hacia todos los demás y hacia todo lo que existe. Al perdonar amo y permito recibir ese amor de vuelta. El perdón nos envuelve con la energía del amor más puro y por eso nos protege ante cualquier persona o situación que quiera lastimarnos. Perdonar es recuperar tu poder, tu propia energía de creación, el amor en su forma más pura. 

 

Al perdonar te liberas del control y la falsa sensación de control que tienen otros sobre ti. Aquellos que buscan lastimarte, dominarte, subyugarte; ejercen una falsa sensación de dominio sobre ti, pero tu eres libre de pensar y creer lo que tu elijas y nadie puede romper tu libre albedrío. El perdón te recuerda esto y le quita a los demás ese falso poder. Un hecho que se perdona permite que las heridas sanen, que se aprenda y se evite repetirlo. 

 

Muchas veces se confunde el perdón con olvido o con aprobación, esto no es así. Si existe la necesidad de perdonar, significa que ocurrió un hecho que hiere, lastima, amedrenta a otro sin su consentimiento. Ya sea algo que se hizo a propósito o no, el hecho ocurrido deja una experiencia que no podemos cambiar, sin embargo sí podemos aprender de ella. El perdón es uno de los pasos necesarios para comprender lo ocurrido, completar un aprendizaje y por lo tanto sanar y enmendar los daños. Por eso el perdón no es aprobación ni valoración de los hechos; es entendimiento y aceptación que las cosas son lo que son. Tampoco es olvidar; es aprender y experimentar. Cuando no perdonas, cada vez que recuerdas, es volver a vivir el dolor o la experiencia una y otra vez, es estar atrapado en el pasado y no poder avanzar.

 

El mayor beneficiario del perdón es para quien lo da y quien lo ofrece. Al perdonar recuperas tu poder con entendimiento y aceptación para crear algo diferente en tu futuro y dejar atrás lo que sucedió y por ende al hostigador; eliges avanzar. Dejas de permitir que la persona o circunstancia que te ha herido continúe afectando o  influenciándote de forma negativa; dejas de depender de los comportamientos de los demás o circunstancias de tu entorno.

 

Perdonar no significa que tenemos que tener una relación con nuestro hostigador si no lo deseamos. Aún cuando estamos dispuestos a perdonar, el hostigador puede no estar listo para pedir perdón, puede ser que no se arrepienta o incluso que no reconozca el daño que sus acciones, palabras o hechos han (o siguen) generando. Puedes perdonar y elegir alejarte de ellos, tú decides quienes son tus relaciones cercanas y qué tipo de relación eliges tener con los demás. También puede ser que al perdonar, entiendas que la persona se arrepiente, que ha cambiado, que ha evolucionado incluso si no está lista para pedir perdón y puedes abrir tu corazón para entablar una nueva relación. Elegir mantener una relación con la persona con entendimiento, ya sea que siga siendo igual y estés preparado para evitar que te vuelva a lastimar con los mismos patrones de siempre, eligiendo cómo y de qué manera establecer una relación, sabiendo qué tipo de personas son o que efectivamente hayan cambiado y tengas una nueva relación que no necesariamente sea completamente íntima, pero que exista la posibilidad de mejorar. Es tu elección. Perdonar no significa que todo esta bien entre tú y tu hostigador, es simplemente tener el poder de elegir cómo será, si así lo eliges, tu relación con ellos.

 

Si no perdono, lo que me ha herido, no sana y puede detonarse con memorias, con palabras o situaciones que aunque son diferentes, son lo suficientemente similares para ponerme a la defensiva y reaccionar con emociones y/o acciones negativas en lugar de con consciencia desde mi verdadera energía de amor. Al perdonar podemos liberarnos de esos vínculos.

 

Si mis acciones de una manera u otra pueden herir o han herido a alguien, ofrecer perdón es el primer paso para enmendar la situación. Pedir perdón no es aceptar la culpa. Es asumir que mis acciones, palabras y yo en general influyo a los demás y a mi entorno, que  coexisto con otras personas que piensan, sienten y actúan distinto a mí; es asumir mi responsabilidad y tener consciencia de las necesidades de los demás. Me permite ser más amable, más bondadoso, más respetuoso y abierto a como afecto a mi entorno y consciente de que mis actos tienen consecuencias. Puedo buscar ser una influencia positiva y edificante. 

¿A quién le sigues guardando rencor?

 

Piensa en aquellas personas a quienes les guardas rencor. Una forma de reconocer que todavía guardas rencor es que si piensas en ellos, te molestas; si te los encuentras, solo deseas en vengarte o tratas de mantener una actitud fría y de recelo; si constantemente recuerdas lo negativo que ha ocurrido entre ustedes. Si alguien te vino a la mente enfócate en esa persona. 

 

Analiza la situación: 

  • Aplica lo que aprendiste con la virtud del entendimiento, ¿puedes ver y entender de dónde viene la persona?
  • ¿Sientes que lo que pasó fue hecho con la intención de herirte? 
  • ¿Puedes reconocer cómo esa experiencia te ha formado? 
  • ¿Puedes reconocer qué aprendes de esta situación? 
  • Practica la virtud de la aceptación, entiende los hechos como son y no intentes cambiarlo.
  • Visualiza tu vida ahora, lejos de la experiencia pasada, ¿cómo puedes evitar que se repita?
  • ¿Hay algún beneficio que obtengas debido a lo que experimentaste? 
  • Elige salirte del drama de la situación, mantén tus aprendizajes y beneficios y perdona.

Cuando tengas más claridad en estas preguntas y encuentres tus respuestas más sinceras es cuando estarás más listo para perdonar. Haz un ejercicio para perdonar. Puedes enlistar todo lo que sucedió con esa persona que te ha herido. Tomate tu tiempo de expresar lo que sentiste entonces y lo que sientes ahora, ¿cómo te ha afectado la experiencia? Puedes visualizarlo, puedes hablarlo en voz alta (como si estuvieras teniendo una conversación con la persona), puedes escribirlo. En cualquiera de los casos encuentra tu solución al problema, libera todas tus emociones (enojo, rabia, decepción, tristeza, dolor, desilusión, etc.). Cuando te sientas listo pon todo como en una cajita y déjalo ir. Si lo escribiste, puedes ponerlo en papel y quemarlo o romperlo en mil pedazos. Si tienes algo simbólico puedes dejarlo ir en el mar o un arroyo. Si lo imaginaste, deshazte de él en tu imaginación. Una vez que liberes, repítete un mantra con la palabra perdón, por ejemplo: “te libero, te perdono, sano y te perdono”. 

  • Encuentra tu mantra de perdón para que puedas aplicarlo a cada persona o situación hasta que en tu memoria las cosas simplemente suceden como hechos aislados lejos de la emoción vivida. 
  • Repite este ejercicio con todas las personas que debes perdonar. 
  • Una vez que perdonas a la persona, analiza lo que sigue, recuerda que tu eliges si tienes una relación con ellos y qué tipo de relación.
  • Si tienes una relación íntima con la persona que perdonaste, puedes elegir tener una conversación sincera y llena de amor, perdón y entendimiento, para que la otra persona sepa lo que tu has sentido y lo que has hecho para resolverlo. Juntos pueden determinar un plan de acción para evitar lastimarse en el futuro (a veces los demás no son conscientes de nuestros sentimientos o de cómo nos hacen sentir ciertas situaciones). 

Lo opuesto al perdón...

 

El rencor, resentimiento, rechazo, odio, repulsión, arrepentimiento son emociones opuestas al perdón. Entendiendo que puedes elegir separarte de personas o situaciones tóxicas, cuando lo haces desde el perdón es una energía de amor propio, de libertad y de valoración. Si por el contrario es por algún sentimiento negativo, esa negatividad puede atraer de nuevo circunstancias similares de las que me estoy alejando; llevo conmigo mi trauma y este se repite fácilmente. 

 

Todo lo que nos mantiene con culpa, en el pasado y sin poder avanzar va en contra del perdón. El perdón es libertad, amor, entendimiento y evolución.

 

“Perdona a tus enemigos y serás libre”. La arrogancia al elegir cómo, cuando y a quién perdonar, tampoco es perdón verdadero. Puede ser que en un inicio, cuando empezamos a sanar, sólo podamos perdonar una parte, sin embargo es importante perdonar por completo. Si sentimos que sólo podemos perdonar algunas circunstancias bajo ciertos criterios, es probable que en un cierto nivel, nos sintamos superiores, esa superioridad es arrogancia y esa arrogancia es prejuicio que también causa resentimiento. Es parte de un ego en desequilibrio que tampoco puede ver ni admitir los propios errores. Todo esto es consecuencia de trauma o falta de amor verdadero. 

 

Recuerda que la verdad más elevada es mucho más completa, interesante y compleja de lo que a veces admitimos, si algo sucedió en mi vida, qué papel tuvimos. Si podemos ver nuestra parte, nos entenderemos mejor y por ende a los demás y así podemos perdonar por completo sin condiciones. El perdón es el camino al amor verdadero. 

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