¡Gánate el respeto de quienes te rodean!

¡Gánate el respeto de quienes te rodean!

Es muy sencillo respetar a las personas respetuosas y que tratan bien a los demás ya que se ganan ese respeto. Es más difícil respetar a las personas que no hacen el esfuerzo de ganárselo. A veces pensamos que la posición social, el puesto laboral, edad o cualquier otro distintivo o mérito nos hace merecedores de respeto. La verdad es que todos merecemos respeto sin excepción y de una u otra manera, todos tenemos logros personales y somos valiosos sin importar que tan diferentes son las circunstancias de cada quien desde el entorno en el que nacemos. Cuando somos forzados o forzamos a los demás a respetar como parte de las distinciones establecidas de un orden social, sea cual sea, lo hacemos por medio de comportamientos heredados y creados por la sociedad en donde vivimos, que no necesariamente nos permiten vivir un verdadero ambiente de respeto. No permitas que lo que se hace por práctica común se convierta en tu estándar, “no porque todos lo hacen, es lo correcto”.

 

Hemos aprendido muchas costumbres a lo largo de la historia de la humanidad que nos han permitido establecer ese orden social y reglas de comportamiento “civilizado”, pero, también cargamos con traumas del pasado nacidos de la imposición y la obligación. A veces corregimos en exceso algunos comportamientos o repetimos los patrones aprendidos en la búsqueda por darnos nuestro lugar para sanar ese pasado. De generación en generación avanzamos, evolucionamos, crecemos, cambiamos; pero a veces fallamos en adaptarnos a los cambios de pensamiento y comportamiento por falta de afinidad o entendimiento. El respeto nos ayudará en este proceso natural de desarrollo; nos permitirá vivir con mayor tolerancia sin confrontación ni competencia ni imposición. Si no tengo que “luchar” por ser respetado, podré enfocar mis energías en lo que de verdad importa. 

 

Para aplicar el respeto en nuestra vida cotidiana podemos empezar con tener una mente abierta. Observa a los demás, puede ser que actúen o procesen la información de otra manera. Permíteles ser quienes son y como son. Ayuda imaginar ponernos en su lugar y ver su perspectiva; así verás desde donde vienen sus comportamientos, porque piensan y actúan como lo hacen y te será sencillo respetarlos, incluso cuando no estés de acuerdo o cuando no los entiendas por completo. Hay miles de formas y caminos de lograr un mismo objetivo, todos igual de válidos y cada uno de nosotros es diferente y único a su manera.

 

Aprende a trabajar en conjunto con otros, a colaborar de verdad y a vivir en armonía con todas las personas que te topes en tu vida. Mantén tus objetivos claros y establece los objetivos en conjunto, observando y escuchando a los demás miembros de tu comunidad, trabajo, familia, etc. y asume que harán su parte. Encuentra los momentos claves en donde puedes apoyar o alentarlos conforme a las necesidades del todo. Apoyar en vez de exigir, saca lo mejor de mí y de los demás. Cuando vemos que todos hacen su parte y trabajan en equipo es más fácil esforzarnos por el bien común. Encontrar tu motivación personal es de gran ayuda al igual que las tareas sean determinadas por talento y gusto. 

Los encuentros con extraños son una gran oportunidad para aplicar el respeto. Intenta hablar con amabilidad, mantener contacto visual y ser agradecido. Aún cuando pagas por un servicio, quien sea que lo ofrece, merece respeto y dignidad. Puedes ser exigente y esperar lo mejor y al mismo tiempo ser amable y respetuoso. No se trata de conformarte con menos o con un mal trato, pero tampoco de ser déspota, grosero, o irrespetuoso. Inspira a los demás a ser su mejor versión; cuando las cosas no salen como quisieras, busca la forma de apoyarlos a lograrlo o elige hacerlo de otro manera, en otro momento y/o con otras personas, sin desvalorizar a los demás, simplemente mantén tu actitud de respeto y elige otro camino.

Aplica el respeto en todas tus interraciones

 

Esta semana te invitamos a observarte y a tomar acción.

 

Cuando interactúes con otras personas observa tus propias actitudes:

 

  • ¿Tomas en cuenta a los demás y a tu entorno o siempre tú eres más importante que los demás? ¿Todo se trata sólo de ti…  yo quiero, yo primero, yo necesito?
  • ¿Saludas o reconoces a los demás?, ¿eres amable?, ¿les das su lugar sin importar su condición social, trabajo, edad y/o cualquier otro distintivo social?, ¿tu trato depende de su posición o de tu conveniencia?
  • ¿Tratas con respeto a todas las persona o te comportas diferente con cada persona con la que interactúas? ¿Criticas o juzgas a los que son o actúan diferente a ti?
  • ¿Escuchas y observas o interrumpes e impones?
  • ¿Cómo te comportas en tu vida cotidiana al interactuar con los demás en diferentes situaciones o áreas de tu vida?
  • ¿Qué puedes hacer diferente? 

 

Escucha, observa, sé amable, sé agradecido, permite que los demás hagan las cosas a su manera, dales su lugar, apóyalos y aliéntalos. Evita sentirte superior, mejor o más importante. Toma en cuenta a los demás. Da cumplidos o hazles saber que observas su esfuerzo, que los valoras y reconoces.

Hacer sentir importante a los demás es una gran muestra de respeto. 

  • Así como tus necesidades y tus actividades son importantes para ti, las de los demás lo son para ellos. No tienes que elegir entre darte tu importancia y darle su importancia a los demás, puedes hacer ambos. Ayuda entender los roles y las actividades que se realizan en una cierta interacción y permitir que cada quien haga lo que le corresponde de la mejor manera con sus habilidades y talentos.
  • Es normal que a veces nuestras emociones se descontrolen y explotemos con los demás. Lo importante es reconocer qué fue lo que pasó. Podemos estar acumulando emociones, cansancio, dolor… encuentra la manera de liberar de forma adecuada y haz los cambios que necesites en tu vida para evitar repetir esa acumulación. Toma tiempo para conocer los detonantes antes de ser irrespetuoso porque haz llegado a tu limite.
  • Si por alguna razón le faltaste al respeto a alguien, corrígelo. Sinceramente reconoce el fallo de tu parte y pide perdón. Puede ser que el fallo se deba de corregir de ambas partes, pero enfócate en ti. Al asumir tus responsabilidades, serás respetado.
  • Siempre recuerda que lo que vemos de los demás puede ser solo la punta del iceberg. No sabemos lo que está detrás de su comportamiento, de sus palabras o acciones. Sólo vemos lo que la gente muestra o aparenta. Si tengo respeto hacia los demás podré empezar a ver la parte oculta del iceberg, ver más allá de la apariencia y entender lo que se necesita para tener una mejor interacción.

Algo que nos ayuda a mantener nuestro respeto...

 

Siempre empieza contigo. Mantén tu enfoque en ti. Algunas veces la responsabilidad de las situaciones es compartida pero a mí solo me corresponde mi parte. Reconocer lo que yo puedo hacer y hacerlo, siempre da resultados, además de que nos ayuda a evitar que ciertas situaciones se repitan al modificar nuestro propio comportamiento, lo que permite reacciones diferentes en los demás; si yo cambio, los demás también lo hacen hacia conmigo. Al final, las experiencias que vivo y como las vivo sólo dependen de mí. No puedo obligar a los demás a cambiar o a ser diferentes ya que eso es una falta de respeto al no permitirles ser quienes son y vivir su camino personal. Lo que sí puedo, es reaccionar diferente, elegir hacer lo mejor que puedo hacer y respetar. No todo me corresponde, pero solo puedo hacer mi parte.

 

Cuida tu cuerpo, tu mente, tu espíritu. Conócete, cuídate y mímate. Respeta tu tiempo, tu vida, tu esfuerzo y tu trabajo. Cuida tus palabras y la energía con la que actúas. Ten un diálogo interno saludable, mantén tu mente en lo positivo y sé pro-activo.

 

Elige relaciones saludables o ser la persona saludable en cualquier interacción. Busca no sólo tu éxito personal sino también el de los demás. No todos queremos lo mismo, aún cuando podemos compartir metas y objetivos iguales o similares. Busca soluciones donde todos ganen y nadie pierda. Buscar desarrollar virtudes como el respeto y ponerlas en práctica, te permitirá mejorar tu experiencia de vida y tu interacción con los demás. Ser exitoso depende de ti, busca la felicidad, la satisfacción y los logros personales, lo que a ti te llene y te haga feliz, no lo que los demás imponen o la sociedad decide. Tú eres la clave para tu propio éxito y las virtudes te llevarán a lograrlo. 

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